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Thursday, December 19, 2024

LA ESTRELLA (1952) "THE STAR"

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NATALIE WOOD: BIOGRAFÍA EN ESPAÑOL



 
 

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El cine, aun cuando aspira a no ser precisamente realista, presenta a veces extrañas y retorcidas conexiones, coincidencias o premoniciones, no siempre deseadas o deliberadas, relacionadas con el mundo que solemos llamar real. En el caso de esta película de Stuart Heisler, veterano realizador, guionista y montador cuya carrera en la silla de director se extiende desde mediados de los años treinta al final de los cincuenta, el más claro hilo conector entre realidad y ficción es su protagonista, Bette Davis, que a sus cuarenta y cuatro años incorpora a Margaret Elliott, una actriz, antigua estrella rutilante de Hollywood, que ahora es ignorada por el gran estudio para el que interpretó sus mayores éxitos, ha dilapidado su fortuna hasta encontrarse en estado de ruina. y ha visto cómo su familia se desmoronaba, hasta el punto de que su hija Gretchen (Natalie Wood) tiene que vivir con su padre y su madrastra. Aunque para sobrevivir se ve obligado a subastar el mobiliario de su antigua gran mansión e incluso algunos de los recuerdos de su carrera profesional (magnífica primera secuencia, ante el escaparate de la casa de subastas y el encuentro con el productor Harry Stone, interpretado por Warner Anderson, que delimita adecuadamente el marco narrativo por donde va a transcurrir el drama), Margaret -cómo no pensar en Margo, la excelsa protagonista de Davis en Eva al desnudo (All About Eve, Joseph L. Mankiewicz, 1950)- se niega a reconocer su situación o a rebajar sus expectativas sobre su vida y su carrera, y, al menos ante los demás, insiste ilusa, grotesca, patética y penosamente en manifestar su estatus de gran diva del cine -todo lo contrario que Bette Davis, que aunque vio muy matizado el tipo de papeles que pudo desempeñar en su etapa más madura y su familia no era precisamente de las estructuradas, nunca dejó de trabajar ni llegó a faltarle el dinero por más que, en un guiño irónico y socarrón para denunciar. El abandono al que Hollywood sometía a las actrices mayores, llegara a ofrecerse para trabajar en un memorable anuncio clasificado que publicó en un periódico: «Madre de tres hijos de 10, 11 y 15 años, divorciada. Estadounidense. Treinta años de experiencia como actriz de cine. conservación de la movilidad; más amable de lo que dicen. Se ofrece para trabajo estable en Hollywood (experiencia en Broadway)»-.

Solo Gretchen constituye un apoyo y un acicate, aunque Margaret porfía por continuar en un nivel profesional y de reconocimiento público que ya no está a su alcance; el autoengaño se sostiene merced al espejismo que supone encontrarse con ciudadanos anónimos, dependientes, camareros, etc., que todavía la recuerdan y la reconocen, y se dirigen a ella con timidez y arrobo. Convencida así de que mantiene su antigua grandeza, se cierra sobre su propia trampa, y ello contribuye tanto a deteriorar sus relaciones sociales y profesionales, gracias también al abuso del alcohol, y a impedir cada vez más la posibilidad de un auténtico retorno por todo lo alto. . . Solo un antiguo amigo, o algo más, Jim Johannsen (Sterling Hayden), que llegará a debutar como joven de la promesa, bajo el nombre de Barry Lester, precisamente en una de las viejas películas de Margaret, y con el que se encuentra. casualmente, parece querer anclarla a la realidad: una vida lejos del cine, una vida normal, corriente, anónima, con un empleo en unos grandes almacenes. La trampa del ego, sin embargo, se cierra sobre ella una y otra vez, y la conduce al enrarecido y terrible clímax de la película, cuando su amigo Stone le ofrece un papel en una importante película que ella codicia protagonizar -aunque no el que ella espera, la protagonista, sino el de su hermana, un personaje crucial pero menor- y Margaret, ansiando anteponer el estatus que ella cree que mantiene, altera el personaje en la prueba que, a pesar de su orgullo, se ha rebajado a hacer. . , para, a sus ojos, dignificarlo, aumentarlo, elevarlo al propio de una gran estrella. Contentado su ego, recuperada -o eso cree ella- su estatura artística a los ojos de todos, la dura comprensión de la realidad, el terror que desvela en ella el visionado de su actuación en la secuencia de prueba, precipita el desenlace agridulce de su historia, necesariamente equidistante y agridulce para cumplir con las estrecheces del código moral de Hollywood.

La fuerza de la película, de metraje envidiablemente conciso (apenas noventa minutos) acompañado por una muy estimable banda sonora compuesta por Victor Young, radica en escenas potentes como esta, en la que el rostro de Bette Davis reina en la soledad de una sala de , o la proyección inicial, cuando Margaret pasea su amargura de sus sueños truncados por el exterior de la sala de subastas, y, para el público conocedor, en esa dimensión más allá de la pantalla que en ocasiones muy significativas adquirieron las películas, en los hilos que la cinta tiende hacia la vida real de sus intérpretes principales, ya sea en lo relacionado con la carrera de Bette Davis en el momento de filmarse, apuntando a la futura condición de estrella de Natalie Wood, reflejando lo que en adelante sería la forma de vida de Sterling Hayden (si en la película su personaje se ha retirado del cine y se dedica a su pequeño negocio naviero, el actor llegaría a vivir en un barco anclado en distintos ríos europeos como el Sena, desde el que volvería ocasionalmente a Hollywood para trabajar o negociaría su participación en varias producciones francesas e italianas para sufragar su bohemio estilo de vida), o guiñando un ojo al Destino cuando Bette Davis se hizo cargo de un papel previamente rechazado por Joan Crawford, la que llegaría a ser su «archienemiga» y cuyo antagonismo fue explotado acertadamente por Robert Aldrich en ¿Qué fue de Baby Jane? (¿Qué pasó con Baby Jane?, 1962).

La película, a la que no le fue demasiado bien en taquilla ni en su apreciación crítica, supuso sin embargo una nueva nominación al Oscar para su protagonista, que en cierto modo irónico se interpretaba a sí misma, lo que, por tanto, requería a priori menos esfuerzo de caracterización. Y aunque la visión de la película resulte en suma conciliadora e indulgente con la fábrica de juguetes rotos que tan a menudo constituye Hollywood -imposiciones tanto de la censura moral del Código de Producción como de los estudios, en este caso 20th Century Fox, que no habían visto con agrado el tono trágico y sombrío hasta el horror que de la meca del cine había trazado Billy Wilder dos años antes en El crepúsculo de los dioses (Sunset Boulevard, 1950)-, no llega a ocultarse del todo la naturaleza vampírica de cierta industria del cine, en particular ante el fenómeno de las actrices prontamente amortizadas en tanto que superan la edad aceptable y pierden los atractivos requeridos para figurar como cabeza de cartel de una producción, tendencia que con las décadas no hizo sino aumentar, prolongando así una injusticia y una mala práctica (como si las mujeres maduras no podrían generar historias interesantes por sí mismas, o como si las actrices veteranas no tuvieran grandes trabajos que ofrecer) que no hacen sino alimentar una dinámica que se mantiene de forma absurda en detrimento de la calidad del cine moderno.

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CRÍTICA EN EL PERIODICO "ABC DE SEVILLA" (3-1-1958)

Supone esta grandiosa producción, una indiscutible superación de cuanto hasta ahora se había llevado a la pantalla respecto al tena sugestivo y humano, del ocaso artístico de quienes colmados de felicidad y aptitudes, se mantienen aureolados por la fama, y ​​mientras poseen el poder de atraer. a las masas, luego finge, cuando los triunfos llegan a menos y las multitudes se apartan de su figura, ya marchita, reverdecer viejos laureles. Esta es la valiente leyenda con que Cifesa se enfrenta en la película estrenada ayer en el Coliseo, y justo es afirmar que es el difícil empeño cinematográfico, logró un éxito total y definitivo. cuanto se desarrolla en el filme tiene el máximo de humanidad y auténtico realismo y nada ocurre que no obedezca al sentido de la expresividad, a la sucesión de imágenes que por si solas relatan y desenvuelven un tema por mortificante que perezca, y al desenlance lógico, que es cuanto exige la técnica del cine para lograr triunfos destacados. Así, en "La estrella" se exponen con exactas tonalidades el crepúsculo de un genial artista que no puede doblar su fama y su propio carácter a la realidad de un eco indubitable: la pública negación a sus esfuerzos por sostener aptitudes y vigores desaparecidos. Y el logro de los productores de esta sensacional película consiste en encontrar a la mujer donde no había ya más que el resabio, hecho de soberbia, ante el temor a la humillación. Precisamente, y ello es como una continuación del elogio a la interesante narración, encarna a la protagonista, la insuperable Bette Davis, de cuyas aptitudes de actriz no hay que hacer méritos. Si acaso sólo registra que en este caso artístico que tan dignamente se nos relata, ninguna otra hubiera salido tan airosa de un papel sobrado de crudeza y obsesión destructiva, y como final, compresión, humanismo y amor. Por ello, bien ganado tiene el tercer Oscar, que puede ostentar en su historia artística con indudables méritos. Y no puede dejarse de mencionar la formidable labor del magnífico actor Sterling Hayden, y juntos a ellos, intervenciones de tanta responsabilidad como las de Natalie Wood y Warren Anderson para que el éxito de esta sensacional película sean tan sugestivos como impresionantes.- S.

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"1952 Davis obtiene su novena nominación al Oscar". . .

Durante "The Star", Bette Davis lidera el papel de Margaret Elliott, una actriz de Hollywood ganadora del Oscar. El programa trata sobre el apuesto Jim Johannson (Sterling Hayden), un mecánico de barcos y fanático de Elliott, que le enseña que hay más en la vida que ser actor. La adorable adolescente, Natalie Wood, interpreta a Gretchen, la amada hija de Elliot.

Elliot no puede Lidia con la transición de la mediana edad fuera del set y hacia la jubilación. Está tan resentida que se vuelve una borracha. Durante una escena clásica, Davis usa uno de sus propios Oscar, apoyado en el tablero del auto de Elliot y se dirige a las elegantes casas de los Las estrellas de Beverly Hills dicen: "¡Vamos, Oscar, vamos a emborracharnos tú y yo!". La interpretación que Davis hace de una actriz caída la hace parecer mayor de lo que realmente era. De todos los personajes que Davis encarnó, creo que consiguió a Margaret Elliott. ¡Exactamente! Después de hacer un recorrido turístico simulado por las mansiones de las estrellas sin que nadie se entere mientras conduce borracha, termina en la cárcel. Es entonces cuando Jim la saca bajo fianza y luego la lleva a su casa en los muelles del océano. El resto de la historia merece la pena conocerla.

Curiosamente, esta actuación de 1952 le valió a Davis su novena nominación al Oscar a los 44 años. No estaba nada acabada como el personaje que interpretaba, con 43 años de actuación en películas y muchas más nominaciones y premios por delante. ¡Vamos! ¡Davis estaba a menos de la mitad de su carrera como actriz!

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Conozco bastante bien a Lance Garfield... no sabes lo bien que conozco a tu hermano".

¡Me encantó esta película! Hice campaña con 20th Century Fox para que la sacaran en video porque mi copia estaba en BETA y mi Betamax se rompió hace mucho tiempo. Lo interesante de esta película es que primero se la ofrecieron a Joan Crawford, quien la rechazó de plano. Al mismo tiempo, "Sudden Fear" se le presentó a Davis, a quien no le gustó el guión. Davis también rechazó "Come Back, Little Sheba". Bueno, ¿adivinen qué? Davis aceptó "The Star", Joan aceptó "Sudden Fear" y Shirley Booth tuvo la oportunidad de repetir su éxito teatral en "Sheba" y las tres fueron nominadas al Oscar a la Mejor Actriz en 1952. ¡Increíble!

Bette Davis hizo de todo menos tocar techo en "The Star". Estaba haciendo todo lo posible para ofrecer una actuación digna de un premio de la Academia. Y lo fue. Margaret a su agente: "Puedes hacer todo menos conseguirme una película, ¿no? ¡Harry Stone, el gran creador de estrellas, el agente caballeroso, mi amigo!". Esa fue una de las primeras grandes frases pronunciadas por la ex reina del cine, Margaret Elliot. Hubo muchas más por venir. Davis realizó una actuación realista como la estrella envejecida y transmitió las frustraciones que muchos artistas mayores sienten cuando se dan cuenta de la verdad sobre sus carreras en decadencia. Margaret se debate entre su miedo a la edad, su devoción por su hija pequeña y su deseo de que la "devuelvan al lugar al que pertenezco". Tiene que cargar con una familia a la que ha cuidado, económicamente, desde que se convirtió en una estrella y su incapacidad para comprender que ya no era una actriz rica y famosa. Me encantó la escena en la que echa a su hermana y a su cuñado en un ataque de ira y gritos, luego agarra su Oscar y se da un paseo borracha por las calles de Beverly Hills. Después de su arresto, Margaret visita la oficina de su agente. Él le dice que ha tenido su oficina "dando vueltas en círculos". Margaret replica: "Bueno, yo también he estado 'dando vueltas en círculos', ¡pero no en círculos MARGARET ELLIOT!".

Cuando Margaret tiene la oportunidad de hacer una prueba para una película ("The Fatal Winter") que ha querido durante años, le informan que no está leyendo para el papel principal, sino para la hermana mayor del protagonista, Sara. Elliot planea convencer a los productores de que debería interpretar el papel más joven arruinando la prueba de pantalla, interpretando a la hermana mayor como una joven sirena.

Sara: "No es propio de ti hacer una visita social, Jed Garfield, ¿qué estás haciendo aquí?" Jed: "Lo has arreglado muy bien, Sara, muy bien". Sara: "Me gustan las cosas bonitas. ¿Qué quieres?" Jed: "Solías ser una chica muy guapa, todavía crees que lo eres, ¿no?" Sara: "Todavía sé lo que está bien y lo que está mal". Jed: "¿Crees que es correcto decirle a la gente que estabas en el callejón la noche del asesinato?" Sara: "Yo estaba allí, Jed Garfield, tú SABES que estaba allí..." Jed: "Bueno, si estabas allí, ¿qué estabas haciendo allí?" Sara: "No es asunto tuyo lo que yo estaba haciendo allí". Jed: "Bueno, es asunto mío si estás tratando de arruinar a mi hermano". Sara: "Tal vez estaba pensando en lo que él trató de hacerme". Jed: "No conoces a Lance, cuando está enfadado". Sara: "¡Conozco a Lance Garfield bastante bien! No sabes CUÁN bien, conozco a tu hermano".

Ella interpretó esto como una adolescente coqueta y la prueba fue horrible. ¡Pero fue una actuación maravillosa por parte de la señorita Bette Davis!

Para aquellos que esperan ver a Margo Channing de "All About Eve", no la verán aquí. ¡Davis ES Margaret Elliot! Cuando le dijo a las ancianas de los grandes almacenes: "YO SOY Margaret Elliot y tengo la intención de SEGUIR SIENDO 'Margaret Elliot'!", lo decía en serio.

Me vuelve loca toda la película. El final es artificial, pero ¿y qué? Esto es lo que la propia Davis describió: ¡UNA BUENA PELÍCULA ANTIGUA DE BETTE DAVIS! Haz palomitas de maíz, coge una barra de chocolate y un refresco grande y mira esto en un día muy lluvioso.

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¡Vamos, Oscar, vamos a emborracharnos tú y yo!

Bette Davis está haciendo un ensayo general/estreno fuera de la ciudad para su propio futuro en "The Star". Bette interpreta a una actriz que ha tenido mala suerte y que la recibe de todas partes (los acreedores están vendiendo sus posesiones, la nueva esposa de su ex marido es condescendiente constantemente y su hermana siempre está en la puerta pidiendo 20 dólares), y su único refugio es su hija, interpretada por Natalie Wood en lo que parece ser su fase adolescente desgarbada.

Bette fuma tanto como siempre, pierde los estribos por lo menos cinco veces y, en la escena más memorable, lleva a su Oscar a una gira borracha por todas las casas de las actrices jóvenes (¡qué bueno que todas viven en la misma calle!).

Este personaje está un paso por debajo de Margo Channing, camino de Baby Jane Hudson. Davis recibió su penúltima nominación al Oscar (la última fue por "Baby Jane"). Se adueña de la pantalla porque aporta humanidad al personaje; todavía tiene su orgullo, aunque eso no te lleve muy lejos en una ciudad con poca memoria.

Creo que el Oscar utilizado fue uno de Bette; al menos no usaron uno de esos falsos. Es un símbolo en la película de lo que alguna vez fue. Le doy mucho crédito a Davis.

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¡Qué espectáculo!

Aquí tenemos a Bette Davis en toda su furia e indignación tempestuosas y espléndidas. Como la actriz ganadora del Oscar Margaret Elliot, ahora tiene vía libre en su propio estudio en favor de jóvenes promesas de Hollywood como Barbara Lawrence, que es arrojada al espectador como un coche nuevo recién salido de la cadena de montaje.

Margaret Elliot está en bancarrota, sin perspectivas y sufre la ignominia de ver cómo sus antiguas posesiones domésticas se venden en subasta para satisfacer a sus acreedores, con ofertas bajísimas. Incluso sus familiares siguen intentando conseguirle los toques mensuales que ya no puede proporcionar, lo que da como resultado una escena explosiva que sólo la señorita Davis podría ofrecer. Uno de los momentos más desgarradores se produce cuando Margaret se lleva su "Oscar" (aún más inquietante sabiendo que la estatuilla es, de hecho, uno de los premios a la mejor actriz de la señorita Davis) en una odisea borracha por el Hollywood residencial. Detrás del volante, roza los guardabarros, grita como una banshee herida a los automovilistas que conducen por la misma carretera que ella y arremete verbalmente frente a la casa donde reside Barbara Lawrence. Su posterior encarcelamiento por conducir bajo los efectos del alcohol es tan desmoralizante como el inodoro claramente visible dentro de la celda fotografiado en las imágenes publicitarias.

'The Star' tiene un aspecto sórdido, lo cual es deseable para esta película, ya que podemos echar un vistazo a la parte más oscura de Hollywood a principios de los años 50. Uno casi puede imaginarse hileras de palmeras enraizadas en latas de café usadas con el olor a achicoria mezclado con colillas de cigarrillos. Incluso el vestuario de la señorita Davis es francamente desaliñado, recién salido de la estantería de Woolworth. Sólo cuando hace la prueba de pantalla para un posible papel secundario en una película intenta proyectarse como una fulana sexy con resultados desastrosos.

La única nota discordante de esta película es la aparición de Natalie Wood como la hija adolescente de Margaret Elliot. Está rebosante de entusiasmo juvenil, bastante sorprendente en este contexto cínico y hastiado del mundo. Sterling Hayden proporciona el galán obligatorio y un amplio hombro sobre el que Margaret puede llorar.

'The Star' irradia como el adorno del capó del Cadillac que Margaret Elliot conduce para obtener la aprobación antes de que el estudio frustre sus sueños una vez más y el hombre del embargo persiga a otra 'Estrella' que cae.

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El triunfo de Bette Davis

Bette Davis se ganó merecidamente la fama mundial en Warner Bros con una serie de éxitos que pasaron a la historia: Oscars por Jezebel, Dangerous y, para mí, sus dos mayores éxitos en Warners que Davis debería haber ganado Oscars: Now Voyager y The Letter. Bette Davis tuvo suerte, ya que sería la primera en admitirlo cuando Bette Davis heredó de Claudette Colbert otro gran papel protagonista en "All About Eve" de 20th. The Star es otra película de 20th y esta película puede ser una de sus mejores actuaciones, pero la película se pasa por alto cuando se habla de la galería de grandes actuaciones de Bette Davis. Bette Davis asume un papel que se dice que está basado en Joan Crawford y lo aprovecha. Me gusta la desesperación que transmite Margaret Elliot de Bette y uno ve a una verdadera artista en acción. Bette Davis obtuvo su novena nominación al Oscar.

PD Joan Crawford también pensó que esta película estaba basada en ella y jugó una mala pasada a los autores de la película, que estaban distanciados de su hija en ese momento. Crawford planeó la fuga y la boda de la joven en su mansión y luego llamó a los padres para avisarles de la boda y decirles que tenía un trozo de tarta nupcial para ellos.






 
 
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